jueves, 7 de abril de 2011

Te debo estos versos
salados y dulces
Te debo un par de silencios
hechos ola
Un poco de arena
húmeda en los labios
Y las estrellas,
que prudentes,
No brillaron
Te debo
las cosas que no digo
Las que quisiera adivinaras
Las que pienso algunas veces
Y la última reencarnación de mis palabras
Te debo
(Y no sé cómo pagarte)
La húmeda felicidad de una sonrisa
El caracol que se desliza en las pestañas
Y la calidez de tu mano y su caricia
Te debo,
tal vez,
una respuesta
Pero me debes tú,
tal vez,
una pregunta
Y de tanto debernos
volveremos reencarnados,
Tú en el mar
Y yo en la espuma.

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